lunes, 17 de octubre de 2016

Itziar Pascual: "En el teatro para niños hay una transgresión estética, poética, ideológica..., que no encontramos en el teatro para adultos"

Itziar Pascual es introvertida, calmada, tiene una voz fina que recuerda a algún personaje de un bosque de cuento, transmite ternura y habla con la claridad de quien lleva toda su vida contando historias a través y alrededor del teatro (es periodista, profesora de Dramaturgia en la RESAD, investigadora, y autora de una treintena de obras). En el Día internacional de las mujeres escritoras, compartimos un café con ella para hablar de su visión sobre el panorama actual del teatro infantil, y de su trayectoria como creadora especializada en el género.

En España hay cuatro premios fundamentales de teatro para niños: el Premio SGAE, el Premio ASSITEJ, el Premio de la Escuela Navarra de Teatro (uno de los más veteranos), y el Premio Barahona de Soto. Itziar Pascual los ha ganado todos. El último, el Premio SGAE 2015, con La vida de los salmones, una historia en femenino sobre la cultura del cuidado, la importancia de la tradición oral y de cantar nanas a nuestros niños, que acaba de ser publicada por la editorial Anaya. En breve se hará una lectura dramatizada de la obra en la Sala Berlanga de Madrid. Además, el pasado 7 de octubre se estrenó en Lucena (Córdoba) su poema dramático Ainhara.

La maternidad actúa a menudo como motor de emprendimiento, ¿fue tu caso? ¿Cómo surgió tu interés por el teatro infantil, hubo algún detonante?

No fue el motor principal inicialmente, porque hubo dos acontecimientos que yo creo que fueron epifánicos, pero sí es verdad que la maternidad influyó después, en el horizonte como espectadora, en mi práctica personal y en mi vida cotidiana. Y esos dos acontecimientos fueron: escribir una obra en la que yo no pensé inicialmente en un público infantil como potencial, pero ocurrió que los niños se apropiaron de esa obra, lo cual me parece un territorio muy interesante. La escritura para niños no necesariamente es la escritura concebida expresamente para ellos; la Historia está llena de ejemplos de escritores y de obras, como Dickens, Stevenson, Julio Verne, Poe..., que no pensaban que estaban escribiendo para niños. Esto me pasó con una obra que se llama Miauless, que se sigue representando, y está teniendo mucha vida.
A partir de ahí sí que tuve el deseo de escribir por primera vez para niños: mi obra Mascando ortigas, ganó el Premio ASSITEJ en 2005, y esa fue realmente una oportunidad maravillosa que me dio la vida, porque me permitió publicarla en ASSITEJ, participar en FETEN, y además, y sobre todo, conocer a una persona imprescindible en mi modo de entender el teatro para niños, que es Suzanne Lebeau.
La dramaturga Itziar Pascual

Cuando estás trabajando en una obra, ¿piensas en que los niños la lean, la interpreten, la vean representada...?

Ahora ya sí. Hay una etapa muy intuitiva al principio en la escritura de teatro para niños, donde trabajas sobre todo con cuestiones como tu propia noción de infancia, tu bagaje personal, tu relación con niñas y niños cercanos, tus recuerdos de vivencia infantil..., pero hay otro momento, en que, sin negar esos aportes, se abre a un trabajo más consciente de todas las singularidades que tiene el crecimiento de una persona entre 0 y 17 años. No es igual un bebé, que un niño de primaria, que un niño de infantil, que un chico o una chica de la ESO, por decirlo con categorías educativas. Ni su imaginario es el mismo, ni su relación con la lecto-escritura es la misma, y por tanto con lo social, con la comunicación, con el lenguaje, con la acción...

Sucede muchas veces que, cuando acudimos a la cartelera de espectáculos infantiles, encontramos esa coletilla recurrente, “para niños de 0 a 99 años", que genera cierta confusión, ¿no crees que las obras de teatro infantil deberían estar mejor categorizadas?

Sí, estamos en un totum revolutum, pero eso es así por varias razones. La primera, porque aunque tú defines un horizonte ideal de espectador..., por ejemplo, de 8 años, ese espectador de 8 años tiene hermanos, mayores y menores, y la práctica del teatro en familia no es exclusiva, es decir, van los hermanos, van los adultos que acompañan..., porque -no lo olvidemos-, el niño es un espectador mediatizado. Cuando un niño va al teatro siempre es porque previamente un adulto lo ha decidido.  Y ese adulto puede ser madre, padre, familia extensa, profesor, institución, programador... Esto hace que efectivamente ese 'horizonte ideal' sea muy difícil de cumplir, por las familias, por los colegios, y por las compañías también.
Por otro lado, cuando hablamos de esa hipotética condición de 0 a 99, podríamos entender que se habla de teatro para público familiar, lo cual es un concepto distinto, es decir, un espectáculo que aspira a ser útil, poético o emotivo a la vez para un adulto y para un niño; que ambos puedan compartir una experiencia con distintas capas de lectura o niveles de sentido... Esa exigencia significa ser capaz de generar lenguajes teatrales coherentes para públicos distintos, lo cual no siempre se da, y además supone un enorme compromiso y desafío para los artistas. Esto, frente a teatro exclusivamente para niños, donde por muy comprometida que sea la manera en que los padres van al teatro, el adulto es el 'convidado de piedra'. Creo que son ligas distintas, y esa información es buena que el público la tenga.

¿Compaginas la escritura para niños y la de adultos, o ahora estás más volcada en la primera?

Trabajo para públicos diferentes, pero es verdad que ha venido una etapa de muchas oportunidades  y de muy buenas noticias en el teatro para niños. Ganar en 2015 los tres premios que me faltaban (de los cuatro principales que hay en lengua castellana) fue una puesta en valor y una experiencia maravillosa, y además tuve la enorme suerte de poder colaborar con La Rous en su último espectáculo, Hilos, que obtuvo el Premio FETEN a la mejor dramaturgia compartida en esta creación. 2015, y ahora 2016, han sido unos años muy prolijos y muy bonitos, y estoy muy contenta.

Portada de La vida de los salmones

Da la sensación de que la literatura dramática infantil es una gran desconocida, ¿sigue siendo tan importante para los autores ganar un premio que sirva de lanzadera? 

Por supuesto que los premios siempre son un respaldo, son la oportunidad de acceder a una edición de calidad. Por ejemplo, ASSITEJ es una entidad que cuida muchísimo la edición; además ha generado todo un trabajo de colaboración con la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes para difundir sus fondos, lo que supone llegar a lectores a los que no llegaríamos de otra manera. El Premio SGAE tiene una edición de Anaya, con trabajos de ilustración maravillosos... Cuidar la edición del libro teatral, presentarlo y distribuirlo bien es fundamental. Y hay premios (como el de la Escuela Navarra de Teatro, o el Premio Barahona de Soto), que implican estreno, y luego permanecen en campaña escolar, lo que es realmente importante, porque los textos tienen que moverse, ser visibles, tienen que llegar a las compañías, llegar al público.

Aparte de los premios, ¿qué cauces crees que serían necesarios para que estos trabajos salieran más a la luz, encontraran otras vías de difusión...?

Hay que conseguir que el teatro para niños esté dentro del movimiento general de la literatura para niños. La poesía ya lo está logrando, y en cambio en el área del teatro para niños, el acceso a fondos en las librerías de las ciudades es muy pequeño, muy sobrio. Hay mucha tarea por hacer, pero también hay que poner en valor todas las dinámicas que ya se están llevando a cabo. Por ejemplo, El Salón internacional del libro teatral realiza lecturas dramatizadas de teatro infantil con entrada gratuita. Cada vez más, las librerías están haciendo presentaciones de libros de teatro en sus sedes. La Fundación SGAE organiza ciclos de teatro infantil a través de la Sala Berlanga. Muchas veces nos falta el conocimiento de lo que ya se hace.

Parece que no se acaba de superar la idea de que el teatro infantil es un género menor...

Es muy importante negar el tópico viejo que no se corresponde con la realidad teatral española. En 10-15 años se ha producido una verdadera revolución artística en el teatro para niños. Hay compañías de altísimo nivel; hay propuestas de una transgresión estética, poética, ideológica..., que a veces no encontramos en el teatro para adultos. El teatro para niños tiene público, tiene salas, tiene ferias, tiene circuitos, tiene festivales internacionales..., luego hay todo un sector de creación relevante.
Suzanne Lebeau ha sido para mí una persona capital para comprender que no hablamos en modo alguno de un género menor, sino a veces de una hermenéutica menor, de un prejuicio instalado, de un punto de vista de algunos adultos sobre un determinado teatro para niños. O la perspectiva del teatro para niños como un medio, y no como un fin en sí mismo. Hay propuestas con un valor extraordinario, y a todo ese trabajo es muy importante darle las condiciones materiales y económicas adecuadas para que se desarrolle. Por ejemplo, en el mundo del teatro para niños pasa que los impuestos son los mismos, pero el precio de las localidades o el caché de las compañías es inferior. Ahí hay una dificultad inherente que es el resultado de ese prejuicio: como es 'menor', los artistas tienen que cobrar menos..., pero los artistas del teatro para niños pagan los mismos impuestos que las compañías que trabajan para adultos. Hace falta una dignificación de este trabajo, una reflexión sobre el papel que queremos que el arte tenga para las edades tempranas.

Ensayo Suzanne Lebeau: Las huellas de la esperanza

A menudo son las propias compañías las que ofrecen propuestas poco exigentes, con recursos mínimos. De manera que con una nariz de payaso, una canción y unos globos, la función ya tiene apariencia de "infantil"...

Es totalmente respetable una animación sociocultural, o una práctica de dinamización de un grupo..., pero es muy importante saber cuándo estamos haciendo teatro para niños con el propósito de generar una experiencia artística, o estamos convirtiendo el teatro en un medio para incluir áreas curriculares de según qué asignaturas, o generar unos ingresos que permitan después hacer una producción  para adultos. Ahí es donde la reflexión de si el teatro para niños es medio o fin procede hacérsela a las compañías, preguntarles: ¿cuál es tu relación con lo infantil?, ¿es porque confías en lo que haces, lo que quieres hacer merece la pena, o es porque estás pensando en el carácter subsidiario del teatro infantil? La diferencia es transparente cuando asistes al teatro como espectador. No tiene nada que ver un tipo de teatralidad que lo que pretende es conseguir un número determinado de funciones, dentro del concepto de campaña escolar, porque hay unos temas que son de preferencia educativa y hay una serie de contenidos curriculares que se quieren integrar, a decir: el teatro es un fin en sí mismo. El arte, la poesía, no tienen una finalidad didáctica; lo didáctico, si está, es porque a una persona le mueve emociones y le transforma ver una obra. Esta es nuestra batalla.

Al hilo de las temáticas que priman en las obras infantiles, y volviendo a tu faceta como autora, ¿cuáles son los temas que abordas en tu obra para niños?, ¿hay asuntos recurrentes que sueles tratar?

Cada obra pretende tener un desafío nuevo, una tarea y un aprendizaje; para mí es muy importante que cada obra me obligue a desprenderme de lo que había aprendido en la anterior y a ponerme ante la duda de no saber cómo enfrentar la siguiente. No creo que haya unos temas recurrentes como tales, aunque sí puede haber leit motivs o atmósferas... En este momento me mueve la exploración de temáticas. Un rasgo de la literatura para niños es que hoy el concepto de tabú nos hace preguntas a los artistas sobre lo prohibido, lo limitado, qué se puede y qué no se puede contar a los niños. Creo que no hay temas vedados, sino que la tarea es encontrar los modos de afrontar y comunicar temas totalmente diversos. Me interesa mucho la relación entre la belleza y el humor, los límites entre lo poético y lo dramático, la relación entre lo vivencial, lo cotidiano, lo pequeño, y lo colectivo; lo político, en el sentido de ciudad en la que adultos y niños vivimos, qué concepto de organización colectiva nos damos. Y luego hay cuestiones que tienen que ver con la memoria, con la soledad, y con la esperanza. La noción de esperanza es fundamental en el teatro para niños. Eurípides nos recuerda, después de escribir una obra como Las Troyanas, que hace 25 siglos que el teatro resiste. 


Ilustración de Beatriz Castro para La vida de los salmones

Acaba de ver la luz tu obra La vida de los salmones, galardonada con el Premio SGAE 2015, cuéntanos cómo fue el proceso creativo...

La vida de los salmones es una obra con tres personajes femeninos: una niña, una bailarina, y una mujer con la que cada noche se reúnen en la habitación de los sueños para cantar nanas, contar cuentos... Es una historia que tiene que ver con el cuidado; qué significa cuidar y ser cuidado, pero no se plantea en términos de relación madre/hija, de hecho el concepto de madre no aparece en ningún momento de la obra. En una sociedad de la prisa y de la urgencia, tiene vital importancia seguir preservando la oralidad, el canto de las nanas (que hoy estamos convencidos de que son una creación femenina). Reflexionar sobre lo importante que es la cultura del cuidado, la tarea de dar confianza, acunar, cuidar, proteger a nuestros niños. Cuando se siembra, la cultura del cuidado crece, se hace recíproca y se dirige hacia más caminos. Aletea en La vida de los salmones la convicción de que no somos guisantes, sino que todos estamos en relación con alguien que nos cuidó, que se desveló por nosotros, que no durmió, que se tapó las ojeras..., y ese alguien en un altísimo porcentaje fueron mujeres.

Ilustración de Beatriz Castro para La vida de los salmones

Fuiste fundadora de la Asociación de Mujeres de las Artes Escénicas de Madrid (AMAEM Marías Guerreras), ¿qué mensajes transmite el teatro a las niñas de hoy?

Me interesa mucho ampliar el horizonte de los personajes femeninos, y en el teatro para niños especialmente; todo lo que tiene que ver con dotarlos de complejidad, de acción, de capacidad metamórfica, de progresión, de tensión... Es muy importante que nuestras niñas tengan ejemplos, oportunidades, imaginarios que contesten y re-signifiquen la estrechez de determinados roles. Hay que plantearse qué tipo de ficciones ofrecemos, qué función tienen los personajes, qué dices en lo que dices; si estamos repitiendo a nuestras niñas el viejo corsé... Me parece muy importante que tengan conciencia, libertad, que sean lo más piratas posibles.

¿Qué te aportan tus hijas como escritora?

Mis hijas me construyen y me aportan muchas cosas; ponen en duda eso de "lo que un niño entiende o no entiende". Muchas veces ocurre que el adulto tiene una especie de conceptualización de lo que es la infancia, y suele haber una idea de la infancia como paraíso, como un territorio idílico; se ha borrado la propia vivencia, la propia memoria interna, y se ha dulcificado e idealizado la infancia, cuando la experiencia de un niño está llena de intensidad, crisis, conflictos, anhelos, luchas, tristezas... Es muy importante también ser conscientes como creadores de teatro para niños de que tenemos esa labor de reeducar a los adultos.

¿Podrías destacar algunas compañías, que, en tu opinión, están haciendo actualmente un trabajo comprometido y de calidad hacia la infancia y la juventud?

Para mí hay una serie de compañías en el teatro y en la danza de este país que son ejemplares y que hay que ponerlas en primer lugar. Voy a citar a Karlik y a La Rous porque lo he vivido en primera persona al haber trabajado con ellos, pero daría la misma fe como mera espectadora, porque realmente hay un compromiso, una exigencia artística y poética que es emocionante. Una niña, de La Rous, habla del abandono infantil, y lo hace con belleza, con amor, con esperanza. Karlik: hacer la vida de Frida Khalo para niños, y que sea un espectáculo lleno de poesía, de elegancia, de imaginación... Ultramarinos de Lucas, son una compañía modelo en su técnica teatral, en su manera de tratar los cuentos de la tradición popular, en la apertura temática; no creo que haya muchas compañías que puedan decir que han hablado del acoso escolar como lo han hecho ellos, con la poesía y la emoción de Juul, que para mí es un espectáculo epifánico. Marie de Jongh (ganadora este año del Premio FETEN por Amour), está haciendo un trabajo extraordinario. Teatro Paraíso, por supuesto. Y qué decir de Aracaladanza, una compañía ejemplar en el trabajo poético y expresivo en la danza para edades tempranas. No cae del cielo una gira como la que están haciendo ellos por toda Asia... En fin, hay mucha gente maravillosa que está haciendo cosas increíbles, y por eso es importante evidenciar que estamos en un territorio de una altura artística de primer rango, que España tiene unos creadores de altísimo nivel, que de hecho están mostrando sus montajes fuera. Ese es el resultado de mucho trabajo, de mucho rigor, y de un entrenamiento físico muy serio.

Cartel de Ainhara (poema dramático)

¿Estás de acuerdo con ese dicho que afirma que los niños son el público más exigente?

Sí, porque es un público que no tiene ningún deber de ser correcto, que expresa con plena sinceridad lo que le pasa, que percibe perfectamente cuándo no le están tratando con la altura poética y ética que le toca. Es un público que no se siente cautivo, y que va a tener una relación sincera con lo que acontece en escena.

¿Qué elementos consideras fundamentales para que funcione un espectáculo con los niños, para llegar a tocarles?

Hay muchos caminos distintos, pero yo destacaría el principio de coherencia; es decir, no prometer a los niños-espectadores cosas que luego no les das, como por ejemplo una participación que luego le impides. Y hablaría de rigor, de trabajar con verdad lo que estás contando.


Últimas obras con premio de Itziar Pascual:

La vida de los salmones, Premio SGAE 2015. Ed. Anaya.
Aire de vainilla, Premio de la Escuela Navarra de Teatro 2015.
Ainhara, Premio Barahona de Soto ciudad de Lucena 2015.
Mascando ortigas, Premio ASSITEJ España de Teatro para la Infancia y la Juventud 2005. Ed. Assitej.

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